PLUMA Y REBELIÓN
You've got your mother in a whirl/she's not sure if you're a boy or a girl
Hey babe, your hair's alright/ Hey babe, let's go out tonight
You like me, and I like it all/ We like dancing and we look divine
You love bands when they're playing hard/ You want more and you want it fast
They put you down, they say I'm wrong/ You tacky thing, you put them on
Rebel Rebel, you've torn your dress/ Rebel Rebel, your face is a mess
Rebel Rebel, how could they know?/ Hot tramp, I love you so!
David Bowie
La impronta de los tiempos tiende a hacer desaparecer y ocultar la diferencia. Ser públicamente homosexual hoy en día implica demostrar y aparentar normalidad. “Nada de pluma” es requisito común para el homosexual aceptable, incluso dentro del propio colectivo gay. Colectivo marcado por una exageración de modelos estéticos en los que la evidente masculinización ha postergado cualquier iniciativa hacia nuevos modelos andróginos.
Esta creciente normalización conductual es un enorme monstruo que sedimenta distintas posibilidades de declaración existencial y empequeñece al universo gestual cotidiano, andar, vestir, bailar y hablar con amaneramiento feminizante o andrógino, en otros tiempos síntoma de rebeldía ante el modelo anglosajón-blanco-heterosexual-cristiano plantea hoy la interrogante: ¿Que es la pluma?, ¿seña de identidad? o ¿cicatriz identificatoria que hay que ocultar?...
Los gestos son sobre todo marcas de territorio, dibujan nuestro espectro de acción ante el otro. Una determinada combinación de miradas y andares no es que sea una definición del individuo, pero si es exclamación, declaración de intenciones y de sus posibilidades para la interacción. El gesto es definitivamente un órgano más del cuerpo que canaliza las relaciones, sus nexos con el propio cuerpo son intrínsecos y recíprocos pero sobre todo funcionan como enlaces hacia, por y para el otro. En el reino animal diversas conductas, cantos y plumajes señalan los diferentes estados de la vida. El ser humano no escapa a esta característica.
¿Qué nuevos cánones de conducta y/o gestuales nos propone el nuevo régimen de la cultura gay vigente?El actual movimiento gay es un movimiento eminentemente económico, que se somete a las estrictas leyes del mercado anglosajón-blanco-heterosexual-cristiano. Mercado que celebra y equipara la esencia del modelo estético: Soldados ellos y muñecas ellas, con salud y validez moral.
El capitalismo disfrazado con ideales de democracia y libertad es experto en mecanismos que marcan, descalifican y sustituyen absolutamente todo. Sistema que está constantemente introduciendo sus “válidos” virus gestuales, ya sea a través de ideales políticos o simples juegos infantiles. Cualquier mirada o movimiento de manos será analizado y cuestionado a través de su compleja máquina de consumismo marcador. El mecanismo no descalifica abiertamente a otros gestos y modos, pero si les asigna un papel marginal y defectuoso, contaminándoles tristeza e indecisión.
Y cuando hablo de consumo no omito la interacción sexual y erótica. Los actuales roles gays condenan tácitamente pero con crueldad todo amago de “pluma”, lo cual no deja de ser execrable. ¿Hipocresía? ¿inconsciencia?... Sin duda es un trabajo perfecto y meticuloso de uniformización y control. Es irrisorio que el requisito “nada de pluma” sea hoy necesario para entrar con éxito en el circuito del deseo rosa. El fracaso es trágico como en cualquier historia de marginación.
Es evidente que con la normalización política del género gay, muchas características se han perdido al pagar el precio por su aceptación en el mundo del consumo establecido y la inscripción legal. Una de las grandes pérdidas es la androgínia o “pluma”, síntoma de rebeldía en el espíritu de las vanguardias de los 20s y después en todas las corrientes progresistas de los 60s, 70s y principios de los 80s. Androgínia o “pluma”, impactante arma de batalla de toda la estética glam y punk.
Frente a este actual panorama de persecución subliminal de la conducta y la diferencia. ¿Que destino han de tener los nuevos adolescentes con inclinaciones andróginas?. El nuevo orden gay les ofrece dos alternativas, las dos inscritas dentro de parámetros gestuales y estéticos heterosexualizantes, represión y normalización hipermasculina o exageración y transexualidad hiperfemenina, alternativas que pueden fluctuar, según el caso, entre un conjunto de medidas de gimnasio y otras quirúrgicas, de alcance moral decididamente monstruoso. Estamos, nada menos, frente a un fantasma fascista con sus respectivos quirófanos y gabinetes correctores.
Híbridos o inclasificables fuera.
“Soldados ellos y muñecas ellas” es la regla.
La oscura y suave ambigüedad de cualquier gesto lleno de “pluma” puede o debería ser hoy la chispa que empiece una rebelión.
clicknewwave / madrid 2004
0 Comments:
Post a Comment
<< Home