15.1.09

SERPENTINA SATELITE NOTHING TO SAY


TRIP IN TIME - 2008

No decir nada es también una forma de decir algo, algo como decir: hasta aquí llega la cosa, ya me aburrí, ya me hastió. De algún modo a todo silencio le precede una crisis. Pero en Lima aún estamos sumergidos en la crisis.

Lima es la ciudad donde todos hablan, hablan en las calles, en las radios, en la tele, en las combis, en los blogs, en los facebooks, en los periódicos. Y la comunicación en Lima se basa bastante en lo sonoro: claxons, ambulantes, ruido y más ruido. No sólo es una cuestión puramente física sonora, es una cuestión cultural: en Lima todo tiende o desea la exposición, el dejarse ver, el hacerse notar. Desde la pura películina farandulera culturosa figuretosa hasta nuestra estética horror vacui y la informalidad que todo lo desborda. Pocos quieren pasar desapercibidos y muchos lo pasan igual.

Serpentina Satélite es uno de esos grupos que pasa desapercibidos. No son chicos que toquen mucho (uno de sus integrantes vive en Estados Unidos), no se los ve en las fiestas o conciertos, no se publicitan mucho, mantienen un perfil bajo, casi como si fueran una banda secreta. Hacen poca fanfarria pero sí trabajan mucho.

Hasta la fecha, la banda integrada por Renato Gomez, Felix Dextre, Dolmo, Aldo y Flavio Casillejos, lleva editados dos discos, el último ha aparecido en el sello alemán Trip in Time, que también ha editado a la Ira de Dios. En Alemania (país de gran tradición de música psicodélica) muchos grupos peruanos actuales vienen editando sus discos a través de sellos especializados. A lo de Serpentina Satélite y la Ira de Dios hay que sumar lo de Don Juan Matus, El Hombre Misterioso y El Cuy. Se habla allá de una movida de psicodelia peruana actual. Y hasta cierto punto es real aunque en la práctica no funcione como una movida. Lo que sí existe es una tendencia hacia esos sonidos hipnóticos y pesados presentes en buena parte del underground local. Dentro de ese mundo Serpentina Satélite representa el ala más espacial (junto a La Ira de Dios y los inconstantes pero siempre sorpresivos Hipnoascención) y densa, muy deudora del sonido krautrock de los alemanes Ash Ra Temple.

La deuda que Serpentina Satélite tiene con Ash Ra Temple es evidente, es marcada, es apologética, es fanática, pero bueno a estas alturas Ash Ra Temple tiene tantos émulos (como Sonic Youth o Cocteau Twins) que en sí mismo su sonido es ya un género musical. Y eso no quita que Serpentina pueda dar rienda suelta a su creatividad, hacer suyo un sonido y sepa, como las buenas bandas psicodélicas, hacerte despegar.

El disco es agresivo y desenfadado, como una patada en la cara. El Nothing To Say del título tiene un juego filosófico detrás. Es la búsqueda mediante la música de una suerte de absoluto que las palabras (el habla) no pueden generar. Ahí está viva la psicodelia como conexión hacia ese absoluto. "Nueva Ola" y sobretodo "Madripoor" ofrecen buenos momentos de rock psicodélico espacial con algún que otro tinte garagero.

El inicio de "Kommune 1" no es menos significativo: "El asco ha dotado de alas a mis inventos" se escucha decir en la voz de Flavio Castillejos (insólito integrante de la banda, es un niño!!!) inundándonos de pavor para luego empezar la arremetida con un extenso tema (23 minutos!!), a la Ash Ra Temple, como es de ley para cualquier grupo de estos que se respete. En medio del magma de efectos y el volcánico sonido de la psicodelia hay un instante de quietud donde oímos nuevamente la voz de Flavio leyendo unos oscuros versos del gran poeta chimbotano Juan Ojeda: "Dioses. Dioses. Los he visto danzar con movimientos horribles: el viento removía el seco polvo de la Tierra Colorada, y yo huía enloquecido, soportando las revelaciones".

Juan Ojeda (santo personal de Renato Gómez, guitarrista de la banda, además de un notable poeta y editor de una interesante colección de libros de poesía), en su célebre Arte de Navegar (1962-1974) nos habla de la búsqueda, odisea de un origen real, a riesgo de enloquecer, a costa de un descenso al infierno. Reivindicarlo da una idea de lo que, tengo la sensación, quiere ser un disco como Nothing To Say: la prueba de una desconfianza, de una insatisfacción que raya con lo anarquista. Nada que decir sólo para decir que todo está podrido en el lenguaje y que ese lenguaje significa también un poder, una hegemonía, una cultura que hay que cuestionar. Conclusión: Nothing To Say = Psicodelia + Hastío. Volar es más que pasar un buen momento. Serpentina despega a riesgo de convertirse en unos, terriblemente lúcidos pájaros eremitas, dejándonos la invitación servida para ese peligroso viaje.

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